En el análisis de cualquier Religión, cultura, Orden o Escuela Filosófica, se deben tomar en cuenta las distintas dimensiones que existen, para así poder hacer una comparación más adecuada. Algunas de dichas dimensiones son: la Material o física, Vital o social, Ritual, Ética, Mítica, Doctrinal y Experiencial.
En este Trazado, me voy a enfocar el la dimensión Ritual, para que todos podamos entender la importancia del mismo, y así, poder seguir con un poco más de conocimiento los rituales de nuestra Orden durante los Trabajos regulares de nuestro Taller y comprender un poquito mejor el porqué se deben hacer como están estipulados.
El Ritual es, en pocas palabras, el modo en el que se comunica con la Divinidad. El mismo, establece una serie de parámetros para que el Hombre pueda establecer un contacto con el G.’.A.’.D.’.U.’., o bien, con alguna entidad o acontecimiento del pasado o de otros planos.
Al grupo de personas que sigue determinado ritual se le llama Egregor, y así tenemos a diferentes egregores, como por ejemplo el cristiano, el budista, el islam, el esenio, el teosófico, y por supuesto, el Egregor de la Francmasonería. En un Egregor, cada afiliado se convierte en una de sus células, y así, el poder del Egregor aumenta a través de las cualidades o facultades que cada miembro posee. Asi mismo, el Egregor aísla a cada persona de las fuerzas externas del mundo físico, es decir, que en el momento en que dicho Egregor inicia un ritual, queda aislado del espacio profano y del tiempo profano, y entra en lo que se llama “Espacio Sagrado” y “Tiempo Sagrado”. Por eso, por lo general es necesario entrar en un Templo o recinto consagrado para realizar un dado ritual. En nuestro Templo, podemos ver simbolizado a este Egregor con la cadena Masónica que rodea los 4 puntos cardinales. Cada vez que finalizamos los Trabajos y hacemos la Cadena de la Unión, fortalecemos al Egregor de la Orden masónica y de nuestro Taller en lo particular. Los integrantes de un Egregor, deben respirar juntos en pro de un objetivo común.
La Fuerza de un Egregor, está supeditada a 2 factores principalmente: 1) A la cantidad de personas que comparten el mismo ideal. Y 2) A la intensidad y perseverancia de los pensamientos de dichas personas. Es decir, mientras más personas formen el Egregor y le dediquen pensamientos intensos, más fuerte será. Por otro lado, cuando es dejado a su suerte, sin rituales, sin corriente espiritual generada a través de reglas precisas, el Egregor será lentamente destruido. Por esta razón, el Ritual tiene una importancia Capital para fortalecer a nuestro Egregor Masónico.
Hablamos de Espacio Profano, Tiempo Profano, Espacio Sagrado y Tiempo Sagrado. El Espacio Profano es cualquier espacio en donde realizamos nuestras actividades diarias y mundanas; y el Tiempo Profano es el que transcurre de manera lineal en nuestra vida diaria a través de la historia cronológica. Por otro lado, el espacio Sagrado es todo aquel lugar que ha sido consagrado como tal, y es en pocas palabras un recinto que se ha definido como un eje por medio del cual se puede comunicar lo de abajo con lo de arriba, es decir, lo más denso con lo más sutil, o en otras palabras, nosotros con la Divinidad. Puede ser un Templo, un Árbol, una montaña, una roca, una ciudad, etc. El Tiempo Sagrado, es aquel en el que entramos al momento de iniciar un Ritual. Este tiempo, no es necesariamente lineal y además es recuperable, a través, precisamente, del ritual. Es decir, asi como un recinto sagrado es una ruptura de nivel dentro del espacio profano, del mismo modo, el ritual es una ruptura en el tiempo histórico y cronológico en que estamos inmersos.
Es por esto Hh.’. que al iniciar nuestro Ritual durante nuestros Trabajos regulares, lo primero que hacemos es colocarnos a resguardo de la indiscreción de los profanos, para asi desconectarnos del mundo profano y conectarnos al mismo tiempo con otro tiempo y con otras personas a través de la efectividad del ritual. Esto se explica mejor, con la idea de resonancia mórfica.
La hipótesis de la Resonancia Mórfica consiste en un campo de memoria propio de cada especie. Este campo mórfico permite la transmisión de información entre miembros de determinada especie sin que esta acción este supeditada al tiempo y al espacio.
Siendo así, mediante los Campos Mórficos, el ritual realmente introduce el pasado en el presente. Los ejecutores presentes del ritual se conectan realmente con los ejecutores del pasado y cuanto mayor sea la semejanza en el modo como se ejecuta el ritual, mayor será la conexión resonante entre los participantes del presente y el pasado.
Para que la Liturgia sea efectiva, debe realizarse del modo tradicional, ya que a través de la participación de los miembros del Egregor, el pasado se manifiesta en el presente, y los participantes actuales se vinculan a todos los que pasaron antes. Por esta razón, los rituales tienen que realizarse de determinada forma y no de otra, ya que todo cambio u omisión está interfiriendo con esa transmisión espiritual que nos liga con el acontecimiento original y que fortalece el Egregor de la agrupación.
Así pues, los rituales no pueden ser cambiados impunemente, o por capricho, porque cualquier cambio daña la transmisión metafísica que nos liga con la tradición y debilita al Egregor grupal, necesitándose un trabajo fuerte y bien focalizado para volver a encauzarse.
Resumiendo, un Ritual debe ser: Repetitivo, Rígido en sus formas, se realiza en circunstancias particulares y en lugares específicos, consta de una secuencia ordenada y conocida por los participantes la cual constituye una actuación en el sentido teatral de representar un papel y una estilización o carácter extraordinario de la conducta, establece un vínculo con un evento, un ser o un acontecimiento mítico, posee un lenguaje propio a través de lenguas sagradas, palabras significativas y un conjunto de símbolos, debe provocar un determinado estado mental, y finalmente, es una dimensión colectiva para lograr un fin común.
Fraternalmente.
Frater Kalki.
M∴ M∴
R∴L∴S∴ Antonio Canales Olivares Número 64.