Retejar.

Consiste en el reconocimiento que se hace entre los masones de la Logia y especialmente al masón que viene de visita.

Dentro de la logia, el reteje se realiza mediante “toques” y “palabras”, susurradas al oído. Existe un reconocimiento llamado trolpling, que consiste en someter a la persona que se hace llamar masón a una serie de preguntas; lo realiza el Cobridor, es decir, el Masón que permanece en la habitación de los Pasos Perdidos mientras la Logia está en funcionamiento.

Los medios de reconocimiento son la “parte secreta” del ritual, y el masón no puede revelarlos. Estos “secretos”, en sí mismos, no significarían nada, pero, una vez revelados, convertirían la masonería en una institución vulgar. El masón debe estar celoso de preservar estos secretos y cuando saluda a un hermano en el mundo profano, debe asegurarse de que nadie lo esté mirando.

La divulgación de los rituales es perjudicial porque quienes no los comprenden se ven abrumados por el deseo de criticarlos. El masón no solo debe preservar la Orden, sino también asegurarse de que sus hermanos también la preserven.

Texto tomado del Breviario Masónico / Rizzardo da Camino, – 6. Ed. – São Paulo. Madras, 2014, pág. 330.