Los deberes del Aprendiz Masón.

Al ingresar a la Masonería no se tiene generalmente una idea fidedigna de aquello que se va a encontrar; cualquier cosa que se diga sin haber vivido la experiencia es mera especulación y consecuencia, un derroche inútil de energía. Los juramentos que hacemos, siempre los proferimos de palabra, sin antes conocer su contenido. Es como si firmamos un documento en blanco. Pero adquirir estos compromisos no perjudica en lo más mínimo al recipiendario, pues nuestra orden practica una sana moral que es atemporal y por doquier aceptada.

En cualquier época y lugar es bien visto un ser humano que cumple su palabra, paga sus deudas, trata con tolerancia y justicia a los demás, obedece las leyes del lugar en donde vive y respeta a la naturaleza, tanto la suya propia como aquella de todo lo creado. Esa es una moral a prueba de cualquier espacio o tiempo. No hay sofista que pueda derribar tan poderoso argumento.

Litúrgicamente el aprendiz tiene 3 obligaciones fundamentales: la primera; la segunda y; la tercera que no expreso para preservar nuestro secreto y que invito a todos hagamos un esfuerzo de memoria e imaginación para situarnos en la misma sintonía, pues hemos jurado no escribir nuestros secretos.

Profundizando y siguiendo la literatura de Oswald Wirth encontramos que sus deberes hermanos aprendices son: Callar ante los Profanos, buscar la verdad, querer la Justicia, amar a sus hermanos. y someterse a la Ley. ¿Tendrán la energía suficiente para no claudicar? Yo sólo sé que su perseverancia está en el bien.

En general el Masón es un ser humano discreto, pues entiende el poder de la palabra, tanto creativo como destructivo. Por otra parte esa discreción pone de manifiesto que a él no le seducen los títulos, ni las condecoraciones, pues nuestra orden sólo busca en sus adeptos honor, virtud y talento.

La disciplina del silencio es una de las enseñanzas fundamentales de la Masonería. Quien habla mucho piensa poco. No se llega a la Verdad con muchas palabras ni discusiones, sino más bien con el estudio, la reflexión y la meditación silenciosa. Por consiguiente, aprender a callar es aprender a pensar y meditar.

Hay que buscar la verdad. En lo que venimos a trabajar se trata de eliminar los errores que desfiguran la verdad, la verdad está en todas partes, pero oculta. Hay que distinguir de entre lo falso y lo cierto, lo supersticioso de aquello que pueda ser fe o convicción. Por ello el Masón tiene prohibido hacer juicios a priori, para bien o para mal. Debe ser una inteligencia ampliamente abierta a todas las ideas susceptibles de provocar una modificación en las convicciones presentes. El que tiene sus ideas estancadas y trata de conservarlas no es un hombre de hoy, de progreso: es un pontífice que cree que sabe y que tiene fe en su infalibilidad. Si la iniciación no logra desengañarlo es porque cierra los ojos y tiende a permanecer Profano.

En el constante esfuerzo de buscar la verdad, pueden generarse roses; en principio porque ninguno aprecia la realidad igual que otro. En la base de nuestras opiniones están nuestras percepciones. Nadie está en el error absoluto y nadie, por otra parte, puede enorgullecerse de poseer la verdad perfecta. Por ello la Masonería nos recomienda la tolerancia y el respeto absoluto a la libertad de conciencia. Ya lo decía Juárez en el principio de una de sus muchas frases célebres: “Libre, y para mi sagrado, es el derecho de pensar…”. Por ello les puedo decir que no tratéis de imponer nuestra manera de ver; llevad a los demás a descubrir lo que vos mismo habéis encontrado. Pensad y haced pensar.

El Masón debe querer la justicia. Esto significa que admitimos nuestra posición como miembros de una sociedad en la cual tenemos que trabajar para que todos podamos acudir y convivamos como hermanos. No debemos perder esa capacidad empática de sentirnos herido por toda iniquidad, aun cuando no seamos la víctima directa. Esto se logra a través del estudio que eleva el nivel de consciencia, ya que aquí se aprende a mirar a los infelices y desvalidos como a uno más de nuestros hermanos.

El respeto a la ley. En cuanto a las leyes positivas, por imperfectas que sean, no son menos respetables. Ellas constituyen el elemento fundamental de toda civilización, nos dan garantías contra las arbitrariedades, aseguran el orden y se imponen como una sanción necesaria del pacto social. Un Iniciado se somete, pues a las leyes aun cuando fueran injustas. El se inclina ante la voluntad general aunque ésta esté equivocada. Sócrates prefirió beber la cicuta antes que sustraerse a la sentencia legal, pero inicua que lo humillaba.

Para el Pensador, la razón es la ley suprema, contra la que no podrá invocarse ninguna estipulación escrita. El Iniciado goza de entera libertad, porque es plenamente razonable y, por consiguiente, no puede hacer sino un buen uso de su voluntad. Se es libre porque se elige con conocimiento de causa y aceptando incluso los imponderables a los cuales siempre estamos supeditados. Al fin y al cabo, la única libertad que se tiene, es la libertad de pensamiento, es la única que se puede alcanzar y asegurar.

FRATERNALMENTE

Luis

M∴M∴

Resp∴ Log∴ Simb∴ Antonio Canales Olivares Número 64.


Bibliografía.

El Libro del Aprendiz, Oswald Wirth.

El nivel, emblema de la igualdad social.

La Joya del Primer Vigilante es el Nivel y esta herramienta  cuya apariencia afecta la forma de un triángulo, del cual en la punta de este encontramos unido un hilo aplomado. El nivel debe estar formado por una escuadra justa de 90°. Un instrumento que no cumpla con estas caracteristicas, no podria ser alegorico para nuestra Orden, porque una estructura diferente en cuanto a su forma, no permitía que dicho utensilio cumpliera con su finalidad dentro del simbolismo masónico.   

En masonería operativa, este artilugio sirve para comprobar la diferencia o la igualdad de altura entre dos puntos. Desde el punto de vista especulativo, se suele asociar al nivel con la idea de la igualdad, pero no cualquier igualdad. 

Oswalt Wirth nos refiere que esta herramienta … “debe tender a la nivelación de las desigualdades arbitrarias, a fin de elevar sin cesar el nivel social, cuidando siempre que nadie domine a otro injustamente”, a causa de su adelanto material o intelectual. Porque como nos dice Kabaleb Kashiel en el texto “La Masonería el código de la luz” la labor del Primer Vigilante es pasar el nivel, en la obra que edificamos a la virtud para comprobar si nuestras tendencias materiales, emotivas, mentales o espirituales crecen a la misma velocidad.

Hasta aquí hemos venido manejando la utilidad del nivel como algo que se emplea para alcanzar una igualdad; mas la Filosofía Moral no soslaya las diferencias propias de cada uno y la diversidad de la que nos ha dotado la naturaleza. La herramienta que analizamos no pretende acabar con ellas. 

Traemos a colación las opiniones de estos autores y a partir de ellas, podemos deducir que el nivel nos sirve para darle a la construcción de nuestro Templo orden y armonía en las relaciones sociales dentro y fuera de la Logia.   

En el Ritual de instalación el M∴ R∴ G∴ M∴ nos señala que el nivel,  nos recuerda que todos tenemos el mismo origen, participamos de la propia naturaleza y compartimos idénticas esperanzas. Si nuestro comportamiento se torna egoísta y soberbio, desconociendo la identidad de nuestro origen y destino, no podremos ser piedra útil para la obra de la edificación que venimos levantando, pues esos defectos de carácter son asperezas que impiden la exactitud en la obra.  

Según el libro de “El simbolismo masónico”, para Ragon: …“el nivel simboliza la igualdad social, base del derecho natural”. El significado de esta herramienta nos pone de manifiesto que aunque el orden social exige diferencias necesarias, ningún bien, puesto o habilidad, por alto, costoso o importante que sea, debe hacernos olvidar que somos Hh∴ y que el más azotado por la fortuna resulta acreedor a mayor consideración, pues ante el rasero de la muerte se borran todas las distinciones.

En el libro de “El Contrato Social”, Juan Jacobo Rousseau nos señala que el pacto social, … “en lugar de destruir la igualdad natural, sustituye al contrario una igualdad moral y legítima a la desigualdad física que la naturaleza pudo haber establecido entre los hombres, quienes pudiendo ser desiguales en fuerza o en talento, se hacen iguales por convención y por derecho”. La igualdad social que postula la Masonería, no deriva de un contrato, ni un pacto o cualquier interés. 

La igualdad social para nosotros deriva del conocimiento exacto de la naturaleza humana, y de las posibilidades que alcanzamos al apartar de nuestro ser: nuestra ignorancia, nuestros vicios, nuestra hipocresía y nuestra ambición. 

En mi concepto la igualdad social que sostiene la Filosofía Moral es la construcción de un acuerdo elevado al rango de norma moral, por el cual tomando como base las diferencias naturales y sociales que derivan de la habilidad y talento natural de los seres humanos, se remonta el progreso de la humanidad, respetando siempre la libertad de los demás.     

La igualdad social que buscamos construir, permite que en nuestra respetable corporación pueda reinar la fraternidad y la unión entre hermanos. Todos estamos llamados a evitar las desavenencias, excesos e intemperancias, pues sabemos que con amor fraternal, toleramos la libertad de los demás, y comprendemos la igualdad, manifiesta en desigualdad natural, donde todos, iniciados y profanos somos miembros de una Gran Familia.

Fraternalmente.

Luis.