Libre y de buenas costumbres.

Es la condición requerida para que un profano ingrese a la Masonería a través de la Iniciación. No es suficiente que el candidato sea políticamente libre. No es suficiente tener un comportamiento moral común. La Masonería proclama que su filosofía se basa en la tradición, los usos y las costumbres.

Por lo tanto, las “costumbres” no son un mero comportamiento, una conducta moral, sino un universo de prácticas que llevan al ser humano a amar la vida espiritual. El candidato debe asistir a la Iniciación con una disposición casi innata de “amar a su futuro hermano” como a sí mismo. Esto requiere un comportamiento hacia tu propio cuerpo, hacia tu propia alma y hacia tu espíritu.

Ser libre y de buenas costumbres es un requisito de mayor profundidad de lo que parece a primera vista; sería muy cómodo aceptar a un candidato que es políticamente libre, porque no hay más esclavitud en el mundo; o que, penalmente, no esté encarcelado, cumpliendo una sentencia.

La libertad requerida es amplia; no hay compromisos que inhiban el cumplimiento de las obligaciones masónicas, no hay restricciones mentales.Todo masón, incluso el más antiguo de la Orden, tiene el deber de permanecer “libre y de buenas costumbres”.

Breviário Maçônico / Rizzardo da Camino, – 6. Ed. – São Paulo. Madras, 2014, p. 223.23

El masón de hoy y su responsabilidad social.

Definir al masón de hoy Implica una gran responsabilidad y un gran compromiso, pues nuestra vida se mueve en una logia y en el mundo profano.

Pudiéramos definir al masón de hoy como aquel que asiste a una Logia en donde se busca conformar al hombre de hoy y de mañana como hombres libres y de buenas costumbres con la mirada fija de practicar la hermandad y el cambio hacia el progreso humano. Definirlo así, nos estaremos comprometiendo a mezclar los distintos caracteres y criterios de cada masón para lograr la aleación suficiente para que un mundo como el actual satisfaga la creciente necesidad de verdaderos LÍDERES comprometidos con la sociedad.

Los masones de hoy, como los de siempre, somos hombres de carne y hueso, que respiramos y que tenemos defectos y virtudes, defectos que debemos eliminarlos o minimizarlos aplicando LA FUERZA DE VOLUNTAD, voluntad, como una aptitud de decidir y ordenar la propia conducta para un buen resultado, voluntad para devastar esas imperfecciones y multiplicar el efecto bienhechor de sus cualidades, rasgo que distingue al masón de los demás hombres. El masón moderno debe ser un hombre comprometido con su época sin importar posición social ni el lugar donde se encuentre, buscando siempre con su ejemplo que virtudes como la fraternidad, la justicia, la honradez, el estudio, la verdad reinen entre quienes le rodean. Tal es el propósito del primer grado, que con la perseverancia y tenacidad, los aprendices se dispongan a desbastar su piedra bruta.

La historia nos muestra que las grandes transformaciones progresistas de la humanidad han sido lidereadas por hombres pertenecientes a nuestra Orden, por hermanos masones a quien hay que imitar su entereza, su constancia y su valor para lograr sus ideales y vencer a sus detractores. Debemos tenerlos como ejemplo perene.

De nueva cuenta surge al tema ese potente juez que debe guiar la Orden del masón, LA CONCIENCIA, es decir, el conocimiento que el hombre tiene de su propia existencia, de sus estados y de sus actos. La Conciencia en el masón debe estar sujeta a desarrollo y perfección por medio del raciocinio y la experiencia, conciencia que nos permite conocer el bien que debemos hacer y el mal que debemos evitar y alcanzar as( la superación intelectual y la superación moral.

Para que la sociedad progrese, para que la sociedad logre la satisfacción de sus necesidades requiere de personas que tengan en primer plano una CONCIENCIA COLECTIVA, un interés hacia los demás. Gente que piensa en el nivel de los demás es lo que la masonería requiere para responder a las necesidades del mundo.

Sí nos sentimos orgullosos de lo que han hecho los grandes masones por la humanidad y por el papel que ha jugado nuestra Orden en la historia del hombre, mejor sintamos más orgullo actuando y permitiendo que este presente que hoy vivimos sea mejor que el ayer, porque la presunción no basta, hay que obrar, hay que actuar. ¡De qué le sirve a la masonería alguien que no estudia? ¡De qué le sirve a la masonería alguien que no une la acción a los ideales? ¡De que le sirve alguien que en lugar de ayudar a progresar a los demás busca frenarlos? ¡De qué le sirve alguien que cuando habla de masonería declama los más bellos y sublimes pensamientos sobre ella si es abrumado por el peso de su mal proceder?. Hh.’. nosotros somos los masones del hoy. Somos nosotros el fruto del pasado y los proveedores del futuro de nuestra Orden y de la sociedad.

Luchemos por que la imagen de nuestra Orden sea la de una fraternidad bienhechora y amante del progreso y que en lugar de recibir recompensas de las masas, reciba su admiración y respeto. ¿Cómo hacerlo? quizá esto no sea fácil, pero si no luchamos conscientemente por ello jamás lo lograremos; sólo proyectando al exterior gente formada con conceptos éticos bien definidos podremos hacerlo; y, para ello es de primordial importancia un análisis de conciencia sobre lo que somos y lo que queremos ser, procurando en nosotros la práctica de la fraternidad y armonía entre nuestros Hh.’. de Logia y también entre todos los Hh.\ esparcidos por toda la faz de la tierra.

Si somos pusilánimes, temerosos, faltos de amor por el estudio y el análisis libre y crítico de cuanto nos rodea, lo único que podemos producir es una masonería floja y apática que no aporte nada al progreso de su entono social. Pero si decidimos ser estudiosos y aplicar ese estudio y superación a nuestras vidas, selectivos con nuestros candidatos para poder formar en ellos una conciencia de servicio y amor a los demás, entonces podemos estar listos para que ante una responsabilidad social actuemos como masones ayudando a construir el gran edificio de la humanidad, sólo así estaremos haciendo una masonería fuerte y respetada. De aquí se desprende pues, la necesidad de una comprendida instrucción y un conocimiento cabal de nuestras Normas que regulan la convivencia y el perfil o meta que queremos alcanzar.

Reflexionemos Qq.’. Hh.’., sembremos en nuestros talleres semillas fuertes para en un futuro cosechar buenos frutos y hagamos de nuestra vida masónica y profana, un ejemplo digno para la sociedad en general…..Desde este punto geométrico reciban un saludo fraternal .Que el G.’.A.’.D.’.U.’. los bendiga.

Fraternalmente:

Luis Raúl Jímenez Fierro.

M.’.R.’.G.’.M.’. de la M.’.R.’.G.’.L.’. COSMOS A. C., DEL R.’.E.’.A.’. y A.’. DEL ESTADO DE CHIHUAHUA. (2021-2024).

El Masón construye y libera

Una característica fundamental para acercarse a la orden masónica y por ende a su Filosofía Moral, es la existencia de un sentimiento innato que se gesta en algunos seres humanos, por el cual se percibe en el mundo y la vida propia una oscuridad absoluta. Esa situación del ignorante que obedece automáticamente al impulso que le dan y que por su conciencia no puede admitirlo; quien siente una cuerda ciñendo su cuello, pues comprende que somos  esclavos de las preocupaciones que se nos inculcaron en la alborada de nuestra inteligencia.  

Sin esa sensación no se puede ingresar a la orden y menos aún permanecer en ella. La Masonería como estilo de vida, es incompatible con productos terminados. Quienes no pueden dejar caer el lastre que la sociedad echa sobre sus hombros, en virtud de una educación viciada, no pueden alcanzar la libertad. 

Aquí aprendemos que cada uno va construyendo un templo, es decir, un sitio sagrado alejado de cualquier aspecto profano y vulgar. Con la constancia en el trabajo y el estudio podemos ir formando un amplio campo de conocimiento fidedigno; no solamente aquellos datos que conocemos porque repetimos lo que otros nos dicen. El objetivo de la Masonería como corporación es que mediante el trabajo individual de cada miembro se encuentre la verdad y se  comunique a sus adeptos.   

Desde mi punto de vista, la única libertad que podemos alcanzar, es precisamente la libertad de pensamiento, ya que toda acción humana comienza primero con una idea. Grosso modo diré que nuestra reflexión nos permite ejercer el libre albedrío y; habrá ocasiones en que no somos libres para trazar un círculo cuadrado, para vivir sin cabeza o detener ciertas acciones reflejas. Estos no son obstáculos para la libertad, sino condiciones de la libertad. Por ello podemos concluir que somos libres para hacer todo aquello que no sea una contradicción, pues la conciencia es una visión de la realidad libre de ideas y prejuicios, sean estos buenos o malos.

De ahí que venga  a mi mente la idea que se atribuye al filósofo Michael Foucault puesto que se dice que para él: es inútil tratar de resistir a las opresiones e injusticias de la vida moderna, puesto que hasta nuestros sueños de libertad no hacen sino añadir más eslabones a nuestras cadenas; no obstante, una vez que comprendemos la total inutilidad de todo, podemos por lo menos relajar dichas cadenas.

Para mi la Filosofía Moral busca liberar al ser humano; no es un camino para la iluminación. Si alguno de nosotros logra iluminarse como los grandes iniciados, será porque ya ha dejado de ser humano. Ha dejado de vivir conforme a la naturaleza de esta vida; pues el Creador nos imaginó libres y nos regaló nuestro pensamiento y conciencia, para lograrlo, no para copiar a la divinidad e iluminarnos a su altura. 

Pero la liberación no se logrará, si no se cuestiona lo que hemos aprendido y tenemos el valor de dejar atrás lo que no se ajuste a la razón, ni a la naturaleza de las cosas; sin importar cual sea el origen de esa creencia que con estudio y trabajo se supera. Ese es el único camino del conocimiento fidedigno. Por eso al construir nuestro templo con empeño en la virtud, nos liberamos a nosotros mismos.  

Fraternalmente

Luis.

Tengo fe en mis ideales.

Una vez más con la venia de mis hermanos, ocupo la tribuna de la elocuencia para disertar sobre el primer saludo que dirigimos al V∴M∴ cuando entramos a la Logia, este saludo a la letra dice: TENGO FE EN MIS IDEALES.

El Masón, no importa el grado que tenga debe ser por causa de su iniciación un idealista que ha pasado de las tinieblas a la luz. Los que han pasado por esta metamorfosis en el cuarto de reflexiones en su iniciación, se transforman en idealistas y desechan la ignorancia, el fanatismo y la superstición y se transforman por su libre y espontanea voluntad en idealistas, ávidos de conocimientos y de perfectibilidad.

El ideal es una emoción basada en la Razón y no en el Instinto. El idealista es un ser humano que busca la perfección, despojándose de la mediocridad.

Ser idealista es un estado en el que el afán de perfección es permanente y hay una Rebeldía constante a la mediocridad; y esta clase de seres, llevan en su mente, en su corazón y en su espíritu el resorte misterioso de un ideal. Recuerda esto: que el ideal es como una ascua sagrada capaz de templarte para las grandes acciones de la vida. Cuida tus ideales porque ellos son el penacho de tu temperamento. 

El idealista es un ser humano que sabe valorar los errores y las virtudes de los grandes genios de la humanidad como Sócrates, Platón, Cristo, Montaigne, Mozart Dante, Shakespeare y otros más que se me escapan de la mente.

Ser idealista es ser un visionario, y tener la capacidad de ver más allá de nuestras narices. Y no solamente vivir para comer y comer para vivir; ser visionario es aprender a volar y extender las alas para alcanzar tus ideales afanoso de perfección y Rebelde a la mediocridad. Así debe ser el auténtico Masón no importa el grado que ostente. Tener fe en nuestros ideales masónicos, es estar convencidos de que no hay nada superior a la libertad, a la justicia, la verdad, el respeto, el amor A Dios, al prójimo y así mismo; cristalizar estos ideales en nuestra vida cotidiana requiere: esfuerzo, dedicación, entrega, dinero, tiempo, talento, estudios filosóficos y científicos y sobre todo anhelos de perfección moral mediante la práctica ca cotidiana de las virtudes antes mencionadas. Ser Masón es un ideal que debe cristalizarse no en el decir, ni en el hacer, sino en ser un hombre libre y de buenas costumbres y que ahonde pozos sin fin a los vicios y pasiones y que sea un ejemplo de moralidad mediante la práctica de las virtudes.

Concluyo con una pregunta ¿Como masón tienes fe en tus ideales? si es así medita esta expresión: quién aprende a pensar tan alto y tan rápido como las ideas, sabe también que nuestra superación y nuestras limitaciones se intentan siempre con orden y paciencia. Está mi palabra en prenda y voy por ella. 

Prof. David Hernández Álvarez. ( En el Et∴ Or∴ ).

M∴M∴ Miembro de la R∴L∴S∴ Antonio Canales Olivares número 64.