Hablando de la luz y con un práctico uso del tema, podría mencionar lo siguiente desde mi aprendizaje personal, y desde lo más profundo de mi alma, así como aportó consuelo a mi corazón espero que lo aporte hacia el de cada uno de ustedes:
Me había puesto a pensar y a lamentarme sobre las veces que determinadas personas me habían “hecho algo” lo cual había repercutido y ante mi interpretación me había dañado.
Me preguntaba ¿por qué esas personas eran malvadas o se habían atrevido a lastimarme de cierta forma? ¿Por qué me habían criticado tan cruelmente? ¿Por qué se habrían afanado en hacerme un mal?
En silencio, meditando y analizando su comportamiento y estudiando un poco, me di cuenta que hasta de ellos se puede aprender, nadie es innecesario e inútil si se le ve con los ojos del corazón, lejos de tener un juicio contra cada uno de los que nos cruzamos, podemos ver más allá, donde está la causa de cierta consecuencia reflejada en sus “malas acciones”.
Es muy fácil amar a los que nos aman, pero no es nada fácil amar o mínimo entender a quienes alguna vez nos “Hicieron algo” según nuestra interpretación y lógica mental. Con esto me atrevo a decir que estos seres causantes de alguna aparente desgracia son nuestros maestros… ¡si, nuestros maestros!
Aquel que nos saca de quicio, aquel que no toleramos, aquel que nos critica, etc. son nuestros maestros porque cuando ellos aparecen aparece el alumno que somos cada uno de nosotros aprendiendo, cada uno de nosotros poniendo en práctica el trabajo y lo aprendido con el desarrollo a nivel del ser que hemos llevado a cabo. Son nuestros maestros porque nos ayudan a emplear nuestros valores, nuestra sabiduría, son nuestros maestros porque ese es el verdadero momento para ponernos a prueba a nosotros mismos. Son nuestros maestros porque si alguno de ellos tiene la intención de lastimarnos, si observamos con atención en el fondo de su alma nos daremos cuenta que solo es un profundo dolor encajado en sus entrañas, son nuestros maestros porque si nos mienten y observamos más allá nos daremos cuenta que esa mentira solo es consecuencia de un profundo vacío en su ser.
Es ahí donde aprendemos a reflejarnos empáticamente con el corazón, donde aprendemos a darnos cuenta que no debemos tomar nada personal, que lo que digan o hagan los demás habla de ellos mismos no de nosotros, solo es un reflejo de lo que cargan dentro y aun así no es su culpa, solo es inconsciencia, oscuridad en su mente y espíritu, falta de luz.
Esta luz es necesaria porque da claridad de pensamiento y nobleza en el corazón, esto encausa a que todas las acciones hacia el exterior proyectadas por el interior sean un reflejo de nosotros, cada palabra, cada acción y cada causa que tenga alguna consecuencia, será solo una proyección de cómo estamos internamente, así como decía Buda en su lecho de muerte cuando le preguntaron… ¿Maestro y al final qué? a lo que el respondió”…-Mente clara, corazón tierno”-
Sin duda la luz es necesaria, y para obtenerla se necesitan dos cosas, estudio y ponerle acción a lo aprendido, porque si solo se acumula conocimiento con el estudio y no se lleva a cabo la acción es inútil, pues lamento decir que saber y no hacer es igual a no saber.
Esta luz llegara gradualmente conforme vayamos avanzando en el trabajo interno, poco a poco se nos ira revelando, hay que buscarla para que llegue a nosotros.
ES CUANTO.
Ivan Alberto Rico Ordoñez.
Ap.’. Mas.’.
Resp.’. Log.’. Simb.’. Antonio Canales Olivares número 64.