El culto.

Adoración significa adoración, homenaje, veneración por la divinidad; es el acto de “cultivar”, es decir, el cuidado de quienes inician algún trabajo, como, por ejemplo, en la agricultura; es un cuidado, un estudio, una tarea.

El culto se ha utilizado más para expresar una religiosidad, siendo la tendencia del ser humano hacia el “misterio”, hacia lo “incognoscible”.

La masonería rinde homenaje al Gran Arquitecto del Universo, así como a la ciencia y la filosofía, sin olvidar el culto a la patria, las virtudes, la belleza, en definitiva, a lo que merece respeto y veneración.

La esencia masónica, sin embargo, cuando se trata de adorar, va hacia Dios.

Como reflexión, retorno y consecuencia, este servicio se dirige a todos los Hermanos de la Orden, resumiéndolo en una frase; adoración del amor fraternal.

La adoración requiere una atención especial; momentos de dedicación en los que la mente se ocupa exclusivamente del acto.

Como el francmasón cree en la existencia de un templo interior, la mejor adoración a Dios será la del francmasón.

Nuestras oraciones deben dirigirse no hacia arriba ni hacia arriba, sino hacia adentro. Dios no está ahí, sino aquí.

Breviario Masónico / Rizzardo da Camino, – 6. Ed. – São Paulo. Madrás, 2014, pág. 112.

Sobre la regularidad.

Hago uso de la tribuna de la elocuencia para reflexionar con mis hermanos acerca de un concepto muy escuchado entre los talleres. Se trata de la regularidad de los cuerpos masónicos. Existen varios ritos en masonería; nosotros pertenecemos al R∴ E∴ A∴ y A∴, reconocido universalmente.  

La definición de la regularidad para muchos hermanos ha supuesto un verdadero problema más allá de la semántica.  W. Cox Larche, en su obra “La regularidad masónica” nos señala que el proceso de deterioro y desintegración del organismo masónico proviene de las mismas causales que en cualquier organismo viviente: una irregularidad en su funcionamiento.

Al mismo tiempo el autor nos indica que, la idea de la regularidad surge para protegerse y evitar la degeneración de la masonería, estableciendo normas de reconocimiento para los que solicitaron ser reconocidos entre potencias masónicas.  

Pero para comprender este concepto, hay que analizar los Landmarks o antiguos límites, el juramento del grado, nuestra legislación vigente y desde mi particular punto de vista, el ideal de lealtad. 

¿Qué son los Ancient Landmarks o antiguos límites? Según  W. Cox son aquellas señales inalterables de todos los tiempos y de reconocimiento universal, por las cuales los límites del territorio masónico pueden ser conocidos y preservados. 

Nuestros landmarks por sí mismos implican un constructo o un acuerdo  que establece las bases fundamentales de la operatividad de los cuerpos masónicos. Hay diferentes autores que los abordan. En la última edición de la  Constitución de nuestra M∴ R∴ G∴ L∴ Cosmos A.C. del R∴ E∴ A∴ y A∴, del Estado de Chihuahua, se encuentra una transcripción de 25 antiguos límites atribuidos a Albert Gamaniel Mackey. 

Grosso modo, podemos decir que entre ellos, encontramos los siguientes:

  • Que nuestra corporación adoptará los medios de reconocimiento universalmente conocidos y aceptados en nuestro rito.
  • La creencia en un principio o en Dios, al cual nosotros le llamamos G∴A∴D∴U∴ es otro landmark.
  • Como requisito de iniciación, se exige que el candidato sea hombre, sin mutilación alguna, que haya nacido libre y que sea adulto.
  • La inalterabilidad de los lanmarks, es un antiguo límite por si mismo.

Aquí pretendemos centrar nuestra atención en los requisitos de iniciación. En la Orden sólo son admitidos los varones. Esta exigencia es muy controversial. Realmente este landmark es interpretado por la mayoría de los autores como una prohibición a la iniciación masónica para el género femenino. Ello no impide que la mujer forme sus propias logias, pues nuestra Filosofía Moral la podemos compartir con la humanidad entera. No es mi objetivo debatir sobre lo conveniente o no de conformar talleres mixtos, como ya existen en otras partes de México y el mundo. Creo firmemente que hombres y mujeres tenemos igual valor y merecemos idénticas oportunidades en el camino del progreso.

No permitir iniciarse a personas que tienen alguna mutilación, debe, bajo mi punto de vista interpretarse con precisión. La redacción del lanmark en análisis data de mucho tiempo atrás y algunos afirman que no comprende todos los casos existentes  en la realidad. Pienso que lo que el límite establece, se ajusta a la necesidad del iniciado de ejecutar el ritual en la forma prevista desde la antigüedad. Para ello se requiere caminar, desplazarse dentro de la Logia, por todos los vientos y habrá quien no pueda hacerlo; eso puede ser en apariencia una limitación infranqueable. Si me lo pide, un hermano siempre encontrará en mí, una mano, un hombro o hasta un pie o una pierna en la cual apoyarse para ejecutar el ritual, hasta donde alcancen mis fuerzas.    

Cabe destacar que la Constitución de la M∴ R∴ G∴ L∴  Cosmos A. C., nos proporciona una definición de lo que es la irregularidad, en su artículo 67 que a la letra dice: “Es irregularidad el que desconoce o modifica total o parcialmente los medios universales de reconocimiento, el que preside, o asiste a los trabajos o forma parte de una Logia Simbólica tenida como irregular; el que pertenece a un cuerpo simbólico donde se practica menos o más de los tres grados únicos de la Masoneria Simbolica o altera sus leyendas y bases inmutables.”

Como podemos ver, la regularidad masónica significa que un determinado cuerpo y los masones que lo constituyen, practican la masonería en la forma establecida desde la más remota antigüedad, sin supresiones ni reformas, o en una frase, sin alterarlo.

Podemos decir por ejemplo que un cuerpo así, será aquel que: ejecute el ritual conforme a la letra de sus liturgias, en acatamiento estricto a la ortodoxia masónica; también lo será el taller que respete y sostenga la creencia en Dios, llamándole G∴ A∴ D∴ U∴; quienes organicen sus talleres en Logias y Grandes Logias, con el número mínimo de dignatarios y oficiales prescritos desde la antigüedad; quien transfiera los modos de reconocimiento entre masones, tal cual fueron concebidos, mediante la palabra hablada o el método previsto en el ritual  correspondiente.

Entonces, ser irregular implica, por decirlo de algún modo, alterar la ortodoxia masónica en cualquier forma. Esto trae como consecuencia, la falta de reconocimiento universal. 

El reconocimiento universal de los talleres debería darse en automático, por el sólo hecho de que los masones somos hombres libres y de buenas costumbres y cualquier hermano podría responder por nosotros.  En realidad aquí reside el problema actual y generalizado de la Orden respecto a estos conceptos. El reconocimiento universal se niega, algunas veces, sin pruebas, ¿Cómo podemos recabarlas si tenemos prohibido trabajar y visitar cuerpos masónicos no reconocidos universalmente? So pena de caer en la irregularidad ¿Pero entonces, cómo podemos constatar por nosotros mismos si un grupo altera de algún modo el ritual o vulnera algún antiguo límite? 

Cumplir con nuestros juramentos y promesas para no trabajar en talleres no reconocidos universalmente, se apoya en la idea de la lealtad. Es decir, quien es leal, actúa conforme a las leyes de la fidelidad y del honor. Un Mason no puede faltar ni traicionar la confianza dada, esa es la única razón que encuentro para justificar obligarme a no trabajar en talleres irregulares, no reconocidos universalmente. Pero yo creo que la regularidad es como la inocencia, se presume.  

Exigir el reconocimiento universal, es un requisito que se funda en la idea de que el masón, por sí mismo, no puede calificarse ni ostentarse como tal. Necesita que sus hermanos le reconozcan, para comprender que no es simplemente un iniciado, sino un operario en toda la extensión de la palabra.  

La Filosofía Masónica es inclusiva, porque sus conocimientos están a disposición de cualquiera que con trabajo los conquiste. Que la tradición se ejecute en Logias que solamente se conforman por varones, no necesariamente significa que se excluya a nadie. Pienso que la Filosofía Masónica le concede a la mujer un papel muy importante en la vida del hombre, como madre, hermana, hija o como compañera de vida, porque el masón en Logia aprende a conocerlas, amarlas y respetarlas.   

La Masonería como acción y forma de vida, debe ejercerse en la manera en la cual fue concebida; porque sólo así lograremos alcanzar el fin que persigue la Orden. Cualquier cambio por más meditado y bien intencionado que parezca, transformaría una Logia, solamente en un club social o en cualquier otra organización que no podría ser considerada como Francmasonería.

Cada uno debe discernir por sí mismo y entender que la mayor parte del tiempo el concepto de regularidad o irregularidad mal entendido, divide a la orden. Estas líneas pretenden aportar un poco de luz sobre el tema y evitar que con apoyo en estos conceptos se genere un clima de incomprensión entre los masones. La ausencia de unidad también deriva de la falta de comprensión entre unos y otros.  

A pesar de todo esto, siempre debemos respetar la naturaleza de nuestra institución. Y hacer todo cuanto esté de nuestra parte para que su esencia permanezca intocada por siempre. Como dijo G. K. Chesterton: “ Lo que está mal en el mundo es que se altera el alma humana para que se adapte a las condiciones; o se alteran las condiciones para que se adapte al alma humana.”  No tenemos derecho alguno a alterar la esencia de la Orden para adaptarla a las condiciones que nos toquen vivir y; del mismo modo, no podemos alterar las condiciones en que vivimos para que se adapten a la Orden. Debemos respetar y tolerar a todos los hombres y su libertad.

Fraternalmente:

Luis.

Masonería y religión.

Hago uso de la palabra en esta ocasión para compartir con mis hermanos unas breves reflexiones sobre un tema complejo y que para abordarlo con la profundidad debida, se requiere mucho estudio; sin embargo el objetivo de estas líneas es aportar una contribución en el esclarecimiento del tópico: Masonería y religión. 

Las palabras son un acuerdo entre la humanidad. La RAE define religión como: “Conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto.”   Esta definición se construye tal vez con apoyo en la etimología de la palabra. 

Religión viene del latin religio, -ōnis, que significa escrúpulo o delicadeza (1); otros más se pierden en su origen semántico, e indican que dicha palabra deriva de las voz re-ligare, algo así como atar, unir o volver a unir.  Como la voz de origen dista mucho en ocasiones del concepto aceptado en el presente, hablar de significados, definiciones  y etimología podría resultar una pérdida de tiempo, entonces preguntémonos ¿Es la Masonería una religión? 

Mi respuesta, de acuerdo a mi experiencia, es que no. Para mi la Masonería no es ni una religión, ni la religión. Aunque cada hermano tiene el derecho de convertirla en su religión si así lo prefiere.      

Observo que la religión tiene algunas características que no comparte con la Masonería. Nuestra Orden, contrariamente a las religiones, no pretende estar en posesión de la verdad. Ellas se caracterizan por: “Prometer, Creer y Convertir”. Las religiones prometen la salvación; creen en una teología precisa, convierten a los no creyentes y finalmente, todo lo anterior está apoyado en dogmas. La Masonería, sin embargo, da negativo en los cuatro casos. La Filosofía Moral no promete ninguna salvación; no tiene una teología específica, no quiere convertir a los no adeptos y no se aferra a ningún dogma; al contrario pretende derribarlos.  

Se suele pensar que nuestra respetable corporación es una religión, porque por medio de nuestros estudios abordamos aspectos metafísicos y esotéricos por los cuales conocemos los deberes que el ser humano tiene para con la divinidad; manejamos prácticas rituales y nuestra filosofía también sostiene un conjunto de normas  morales para la conducta individual y social. Pero estas características no la convierten en una religión. 

No deben usarse los Landmarks o antiguos límites para afirmar que la Masonería es una religión. La creencia en la existencia de Dios como el Gran Arquitecto del Universo es uno de los Landmarks más importantes de la Orden. Siempre se ha considerado que quien niegue la existencia de un Poder Supremo y Omnipotente no puede ser un iniciado.

Tal vez por esto, Joseph Fort Newton en su texto “La religión de la Masonería” nos dice que nuestra orden es … “un sistema de misticismo moral que expresa la fe en Dios y en la vida eterna mediante antiguos y sencillos símbolos entresacados del arte de la construcción que aduce las mejores cualidades de la naturaleza humana y enseña la confraternidad de toda vida”. Esa es la opinión de nuestro hermano el autor y cabe aclarar que en mi caso, creo que los conceptos de vida eterna y la fe en Dios, no deben entenderse en el contexto que lo emplean algunas religiones; para la Filosofía Moral tienen un significado distinto que cada uno con su trabajo y estudio debe encontrar.  

Desde las constituciones de Anderson se estableció que el Masón está obligado por su carácter a obedecer la ley moral. Pero se considera hoy mucho más conveniente obligarlo tan sólo a profesar aquella religión que todo hombre acepta, dejando a cada uno libre en sus individuales opiniones; es decir, que han de ser hombres probos y rectos, de honor y honradez, cualquiera que sea el credo o denominación que los distinga. De esta suerte la Masonería es el Centro de Unión y el medio de conciliar verdadera Fraternidad entre personas que hubieran permanecido perpetuamente distanciadas. 

Tratar de definir el concepto religión es muy complejo y puede que algunos estimen que tratar de lograrlo, nos conduciría a una discusión bizantina.  Conformar una herramienta para que el género humano se vuelva a unir al creador, para mi es innecesario. El principio creador de todo cuanto existe, es una gran mente que se manifiesta por medio de energía perceptible en múltiples formas. Todos somos parte de ese principio, de ese gran todo; y como tal, siempre tenemos una conexión con él, nunca la hemos perdido. No conocernos a nosotros mismos, nos hace suponer que tal cosa ha sucedido.  Ese vínculo es innato e indestructible y no me queda duda que en su momento regresaré al lugar de donde vine, a las manos del creador.  

Los masones oramos, nuestra oración es el trabajo. No sólo la labor exterior, sino el trabajo interior, que nos permite conocernos a nosotros mismos. Viene a mi mente la Biblia cuando en Mateo 6, versículos del 5 al 8 se bis señala lo que Jesús de Nazaret enseñó al afirmar que:

“5 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.

6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

7 Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.

8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis”.    

Las palabras del Rabí de Galilea sobre este tema son tal vez  una parábola, pero llevan para mi un valor casi axiomático, si no satisfacen mi razón positivista, aun así por algún motivo, confieso que me llenan de paz. Desde mi punto de vista ponen de manifiesto la conexión que cada uno de nosotros tiene con Dios y la forma de entrar en contacto con él, aunque respeto a quien no lo perciba como yo. 

Pienso que la Filosofía Moral en realidad sostiene una postura deísta respecto a la divinidad, es decir, afirmamos que existe un principio creador y rector que no interviene en el desarrollo de la vida en el universo y en el mundo. Todo se rige por leyes naturales que se revelan a sí mismas, a través de la luz de la razón y de la naturaleza. Pero esta postura no es respetada por todos. Algunas organizaciones consideran a nuestra Orden como una religión rival de índole naturalista a la que deben oponerse por el supuesto deber que les exige su fe en la divina revelación. 

Sin embargo coincido con Joseph Fort Newton cuando afirma que la vida espiritual de la humanidad …“es una indagación y una conquista, cualquiera que sea la forma en que se asuma o el ritual de que se valga”. Yo creo que en todo caso en la Masonería hay un modo de actuar y de pensar, si de fe, de libertad y de fraternidad que acepta las verdades de la fe de cada uno y de la revelación que su razón descubra; pero que deja a cada cual que las interprete como su conciencia le dicte. 

Es cuanto.  

FRATERNALMENTE


Luis

M∴M∴

Resp∴ Log∴ Simb∴ Antonio Canales Olivares Número 64.


Bibliografía.

Liturgia del Primer Grado.  Diccionario de la RAE en internet.  Bliblia Reina Valera 1960.  La religión de la Masonería- Joseph Fort Newton. (1) Diccionario etimológico del español de Joan Corominas