El mito de Sísifo y el ultimo viaje del grado de compañero.

En el grado de compañero el objeto de los estudios se centra en el conocimiento de uno mismo a través del estudio de las facultades de los cuales nos doto el G.’. A.’. D.’. U.’., tengo fundamento litúrgico para sostenerlo.

Si se tuviera que resumir la palabra “masonería” en una sola acepción que implicara una acción, desde mi punto de vista seria el estudio. Recordemos que la letra de la Masonería señala que esta es el estudio de la filosofía moral para conocer la práctica de las virtudes.

Este sistema filosófico y moral sugiere una conducta la cual llevan implícito un objetivo fundamental, una acción indispensable para alcanzar la virtud y la instrucción que buscamos. Este objetivo es elevar el nivel de conciencia del masón.

Una persona inconsciente se encuentra privada de su facultad de pensar, de lo único que nos distingue entre los animales. Entonces es claro que el fruto de nuestros esfuerzos labrando esta piedra bruta, incrementa el nivel de conciencia. Por eso es necesario conocer, entender y saber emplear nuestros sentidos. La filosofía moral no persigue que el masón viva intensamente, le enseña a existir conscientemente.

Cuando la atención se dispersa, el nivel de conciencia disminuye y la información que recibimos por parte de nuestros sentidos es mínima, convirtiéndonos en un ente repleto de datos que nulifican a su vez, su capacidad de pensar y discurrir.

¿En qué momento se puede elevar el nivel de conciencia? A todo el mundo se le vende la idea de que el nivel de conciencia puede incrementarse a través de la meditación; no estoy en contra de esta premisa, pero a veces es muy complejo darse un momento para viajar a nuestro interior y conectarse consigo mismo y con el Ser Supremo.

En la mitología griega se cuenta la historia de Sísifo un rey de Éfira. Él se distinguía por ser un hombre sumamente inteligente. Su ingenio superaba a la mayoría de los hombres y a veces hasta los dioses. En una ocasión Sísifo necesitaba que un río pasara cerca de su pueblo y para ello intentó convencer a Asopo  el dios de los Ríos de que le concediera ese favor. En aquella ocasión Zeus habían raptado a La hija de Asopo y éste le pidió a Sísifo que le ayudara encontrarla, a cambio de ello le concedería su río.

Sísifo se enteró de que Zeus había ejecutado el rapto e informó a Asopo quién logró salvar a su hija de las garras de su captor. El dios del trueno como consecuencia de la acción de Sísifo, lo persiguió sin mucho éxito y luego con apoyo de Hermes el dios mensajero logró capturarlo. Como castigo lo mandó al inframundo a que purgara su pena.

En aquel lugar Sisifo convence a Hades para que le permita regresar a la tierra con el fin de vengarse de su esposa pues ella omitió celebrar el funeral debido y tenía un gran odio hacia ella. La petición fue concedida y Sisifo vuelve a la vida; pero nunca cumplió la promesa hecha al dios del inframundo. Esto nuevamente ocasiona la ira de los dioses quienes nuevamente le capturan y le imponen como castigo, el único que pensaron, no podría soportar.

La condena era que Sisifo debería de empujar colina arriba una gran piedra y llegando a la cima, dejarla caer cuesta abajo, para volver a subir la roca y de nuevo verla descender para emprender una vez más la misma acción, así por toda la eternidad. Pero Camus hace una explicación de la que podemos deducir que ante lo absurdo de la vida, el tedio que genera la rutina mal entendida, aunque derive de una actividad del trabajo, debe ser superado.

Hay quien todos los días se levanta, vamos al trabajo por cuatro horas, sale a comer o vuelve a casa para intentarlo; para luego volver al trabajo por otras cuatro horas de labor. Así de seis días a la semana para descansar un solo día y luego emprender el mismo camino, una y otra vez, por semanas, meses y años.

 ¿Cómo relaciono este mito con el último viaje del compañero? Pues porque el dolor, el tedio, lo absurdo y el vicio, sólo se vencen con nuestro pensamiento. Frente a ellos no puede haber resignación de ningún tipo. Y dudo que ir hacia atrás, sin herramientas sea por defecto algo que siempre sea negativo. En realidad creo que lo que este viaje busca es elevar el nivel de conciencia, no caemos en cuenta porque vamos sorprendidos por llevar las manos libres.  

Las acciones sin sentido, absurdas, resultan de difícil comprensión para los seres humanos pensantes y tal parecería que entre más se eleva el nivel de conciencia, mayor es el castigo al intentar comprender lo absurdo, lo que no tiene significado. Así le sucedió a Sisifo.

De la lectura del libro de Albert Camus “El mito de Sísifo”, el autor hace un planteamiento que me hizo cuestionar lo yo había dado por conocimiento firme y aceptado, en relación al último viaje del compañero masón, aquel en el que ya no llevamos herramientas de trabajo. Recuerdo que la liturgia habla de un significado Moral para ese periplo, en los viajes anteriores llevábamos instrumentos de trabajo lo que supone que los empleábamos, y que por consecuencia siempre marchábamos adelante; mas en éste estábamos ociosos, y en vez de seguir con el progreso, retrocedíamos al barbarismo.

El autor explica la forma en que podemos comportarnos ante el absurdo, de alguna forma siendo hombres rebeldes. Pero ¿Qué relación guarda esto con el segundo grado? Reitero, me hace sentido este viaje, en tanto resulta útil al recipiendario para elevar su nivel de conciencia.

La Masonería coloca al trabajo como una actividad esencial del hombre, pues da frutos muy buenos. Pero tampoco prescribe que el ser humano se esclavice en su labor. Quien se afana demasiado en sus deberes, pone una venda en su ojos que no le permite ver más allá de sus herramientas y el resultado de su esfuerzo, dejando pasar la vida. Por eso el momento de ocio, si es de provecho, es el único instante en que se puede si quiera pensar y poner atención en lo que se está haciendo.

No siempre es necesario caminar hacia el frente o para adelante; el sentido y contenido de nuestra vida, aunque absurda, es algo que cada uno le confiere. Alan Watts nos dice que la conciencia es una visión de la realidad libre de ideas y prejuicios. Para desarrollar esa visión hay que conocernos a nosotros mismos.

Para lograrlo no basta el trabajo físico, intelectual o moral; se necesita del momento de descanso o de ocio que nos ayude a decantar las ideas y que permita contemplar lo que nuestros sentidos captan, para valuar en su exacta dimensión las experiencias.   

Ustedes qué piensan: ¿si retrocedemos, si marchamos sin herramientas, si no damos pasos al frente, hemos tomado un camino equivocado? 

FRATERNALMENTE

LUIS

MM

RESP LOG SIMB ANTONIO CANALES OLIVARES NÚMERO 64.