Adoración significa adoración, homenaje, veneración por la divinidad; es el acto de “cultivar”, es decir, el cuidado de quienes inician algún trabajo, como, por ejemplo, en la agricultura; es un cuidado, un estudio, una tarea.
El culto se ha utilizado más para expresar una religiosidad, siendo la tendencia del ser humano hacia el “misterio”, hacia lo “incognoscible”.
La masonería rinde homenaje al Gran Arquitecto del Universo, así como a la ciencia y la filosofía, sin olvidar el culto a la patria, las virtudes, la belleza, en definitiva, a lo que merece respeto y veneración.
La esencia masónica, sin embargo, cuando se trata de adorar, va hacia Dios.
Como reflexión, retorno y consecuencia, este servicio se dirige a todos los Hermanos de la Orden, resumiéndolo en una frase; adoración del amor fraternal.
La adoración requiere una atención especial; momentos de dedicación en los que la mente se ocupa exclusivamente del acto.
Como el francmasón cree en la existencia de un templo interior, la mejor adoración a Dios será la del francmasón.
Nuestras oraciones deben dirigirse no hacia arriba ni hacia arriba, sino hacia adentro. Dios no está ahí, sino aquí.
Breviario Masónico / Rizzardo da Camino, – 6. Ed. – São Paulo. Madrás, 2014, pág. 112.