El orador

El Orador (de orare, hablar) es el guardián y conservador nato de todas las leyes masónicas, especialmente de las fundamentales de nuestra orden. En el R∴ de instalación, el M∴R∴G∴M∴ le dice al hermano electo como orador:  

“… sois el representante del pueblo masónico. Vuestro deber es ilustrarlo y defenderlo, exigiendo el estricto cumplimiento de nuestras leyes. Procuraréis velar siempre por el imperio de la moral y la justicia”.

El lugar del orador a la izquierda del V∴ M∴ y cerca de la barandilla está elevada sobre dos gradas, e igual tamaño y forma a la del Sec∴, sobre ella estarán: los estatutos generales de la orden, las constituciones de la gran logia y los reglamentos del Tall∴ y un candelabro de siete luces, no encendiéndose más que tres en los trabajos ordinarios.

Por mucha que sea la sabiduría y por grande que sea la prudencia del Venerable Maestro, está expuesto a abusar de su poder, o a mal interpretar la ley, de donde se deduce la necesidad de un defensor de los derechos del pueblo masónico, una especie de Ministerio Público o Fiscal.

En un orador sabio, su cualidad predominante debe ser el buen criterio, este funcionario debe oponerse a toda deliberación que sea contraria a las leyes, teniendo el derecho de reclamar la suspensión de todo debate en el que crea descubrir la actitud, pasión, o que trate de sustituir a la moderación.

El Orador en trabajos abiertos, nunca hablará ni en pro, ni en contra de ningún asunto a discusión; pero si hablará sobre el punto a debate, con entera imparcialidad, señalando las ventajas o inconvenientes del caso, terminada la discusión la resume y da sus conclusiones, que el Taller, aprobará o rechazará, en forma ordinaria.

En la tenida de instrucción, si no hay instructor, él es el encargado de explicar la simbología de los grados, especialmente a los recién iniciados, en cuya felicitación procurará darles la primera lección de la ciencia masónica. Debe presenciar los escrutinios y cómputos, firmar las actas y minutas con el Venerable Maestro y el Secretario, y es el encargado de celebrar ceremonias fúnebres de la Logia.

Para Kabaleb Kasiel, en el orden simbólico el Orador representa esa ayuda divi­na que aparece en nuestra vida cada vez que iniciamos un nue­vo proyecto, esa voz que, cuando la escuchamos, nos dirige ha­cia el punto preciso, hacia ese detalle que nos situará en el camino de la consecución de nuestros objetivos. 

Para mi, a pesar de todas las labores tan nobles del orador, este oficial de la logia me parece más simbólico de la conciencia del hombre. Porque ayuda a ajustar la conducta de los hermanos ajustándola a la ley y a un proceder aplicando la sabiduría que el V∴M∴ irradia a toda la logia. En la iniciación la labor más placentera es pedir la gran luz y explicar al neófito los significados de la ceremonia y felicitar al taller por la adquisición de un nuevo obrero.

FRATERNALMENTE


Luis

MM

Resp Log Simb Antonio Canales Olivares Número 64.

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