Jacob, el personaje bíblico, una noche, cuando estaba en busca de una tierra donde pudiera vivir en paz, fuera del alcance de su hermano Esaú, quien le tenía odió, tendido en el suelo, con una piedra como almohada, tuvo un sueño o una visión. Vio que había frente a él una escalera majestuosa en la que los ángeles descendían y ascendían.
Las interpretaciones místicas, históricas, míticas, filosóficas y masónicas de este evento bíblico hicieron de la Escalera de Jacob un símbolo del Grado de Aprendiz, que se insertó en el panel del grado.
Incorrectamente, cuando un masón se mueve de un grado a otro, dice “subió otro escalón en la Escalera de Jacob”.
Subir un escalón no está mal; el error consiste en estar en la Escalera de Jacob, porque los que bajaban y subían eran ángeles y no personas.
Estos ángeles no pisaron la tierra; Después de que la escalera estaba vacía, descendió un ángel que tomó forma humana, pasando la noche en un coloquio y lucha física con Jacob, a quien no pudo vencer. Este ángel fue y le anunció a Jacob que Jehová le daría otro nombre: el de Israel.
El masón debe ver los símbolos que representa la Escalera de Jacob, meditando sobre el evento bíblico y cómo Dios se manifiesta para sus propósitos.
No olviden que un ángel descendió de esa escalera que, materializándose, luchó corporalmente con Jacob.
Breviário Maçônico / Rizzardo da Camino, – 6. Ed. – São Paulo. Madras, 2014, p. 140.