En todos los pueblos, la cruz es un símbolo de veneración, aunque se abstrae el significado del sacrificio porque se usó para crucificar a Jesús.
La cruz está formada por dos ángulos rectos que unen sus vértices, está representada en varias formas, con un brazo simple formado por una línea media horizontal sobre una línea vertical mayor.
Los griegos lo presentan en forma de una de sus letras del alfabeto, la tau, y tiene la forma de una T mayúscula; tenemos la cruz latina, la ansata, la esvástica o San Andrés, en forma de X; Cruz de radiación, la cruz patriarcal formada por dos barras transversales; la Perronée, una cruz que descansa sobre escalones.
Hay cruces compuestas, como “Pirou”, formada por una X superpuesta a la letra P y la Rosa-Cruz, una cruz cuya inserción central presenta una rosa.
En la masonería, la cruz latina y la cruz patriarcal se aceptan como símbolos, el símbolo del grado 33 del rito escocés antiguo y aceptado.
Entre los cristianos, la cruz se utiliza como adorno, formada en oro, de pequeño volumen y traída como collar, tanto por hombres como por mujeres.
Los collares usados en la masonería son para uso interno en la Logia y no como adorno individual en el mundo profano.
Breviario Masónico / Rizzardo da Camino, – 6. Ed. – São Paulo. Madrás, 2014, pág. 111.