La caridad.

Para que un masón revele su carácter caritativo, es necesario despertar en él el sentimiento de altruismo y solidaridad, dirigiendo su interés hacia los demás, los demás y los necesitados.

La caridad es una de las primeras virtudes del cristiano, formando la trilogía: Fe, Esperanza y Caridad, que muchos traducen en amor, que en este caso se presenta como sinónimo.

Hacer caridad no es simplemente ayudar a los demás, sino ejercitar una virtud plenamente virtuosa.

Además del ejercicio individual de la caridad, la Logia en conjunto, a través de los hospitalarios, hace la caridad de manera discreta, en dos aspectos; entregar las muertes recolectadas en cada sesión a los necesitados.

Dar apoyo moral a los necesitados, buscando el enfoque para aliviar el sufrimiento.

El masón debe cultivar esta virtud comenzando como si fuera un hábito; cualquiera que extienda su mano, debe atender; lo poco que se da puede aliviar la necesidad; cuando aparece un limosnero, el masón tiene dos deberes que realizar: el social y el que viene de su corazón.

La caridad, en sí misma, es un intercambio, porque quien dona recibirá (como dice la gente) dos veces.

Para cosechar, es necesario dar. Pero … da con amor.

Breviario Masónico / Rizzardo da Camino, – 6. Ed. – São Paulo. Madrás, 2014, pág. 85.

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