Masónicamente, se llama Aprendiz a quien pretende adentrarse en los augustos misterios de la construcción.
Aprendiz es el paso por el Primer Grado de un rito, sucediéndolo en el Compañero para llegar finalmente al Maestro.
Con falsa modestia, hay quienes se autodenominan “aprendices eternos” para demostrar su deseo de aprender cada vez más; sin embargo, el aprendizaje es solo una primera fase y, necesariamente, conducirá al de compañero.
En realidad, la vida nos enseña que constantemente estamos aprendiendo algo; el Compañero aprende a ser Maestro, y esto, para desarrollar y alcanzar el misticismo, cumple lo que aprende.
El aprendizaje es permanente; todo francmasón debe ser consciente de que sabe poco sobre el arte real y esforzarse por adquirir conocimientos, no como aprendiz, sino como alguien que aspira a un lugar más alto.
La Iniciación pertenece al Primer Grado, por lo que el verdadero Iniciado es el Aprendiz; la elevación y la exaltación son complementos iniciáticos, sólo mejoras.
Esta perfección es que el Masón debe perseverar con pertinacia, y así, obtendrá resultados sorprendentes.
Breviario Masónico / Rizzardo da Camino, – 6. Ed. – São Paulo. Madrás, 2014, pág. 50.