La regla de 24 pulgadas.

Hago uso de la palabra esta noche para compartir con mis hermanos, unas reflexiones  sobre la regla de 24 pulgadas. Esta es una herramienta que el aprendiz debe emplear en el camino de transformación de su piedra en bruto, un trabajo que le permita ser una pieza de utilidad en el edificio que venimos levantando. 

La regla, según la Letra de la Masonería, es: …“emblema de la rectitud en el cumplimiento del deber para evitar el envilecimiento. Es la integridad en las acciones”. Esta sola frase merece que pensemos en ella profundamente. Sin embargo, en esta ocasión no la analizaremos como un instrumento guía; sino como un artefacto de medida y lo que pretende evitar mediante un empleo diligente y constante. 

Muchos autores explican que el alcance filosófico de esta herramienta en el primer grado, hace referencia a su uso como instrumento de medición del tiempo. Por ello nuestra regla se encuentra graduada. Para algunos las 24 pulgadas son emblema de las horas del día. Y en ese contexto, el masón hora a hora debe utilizarla adecuadamente.  

De acuerdo con el Diccionario de Filosofia de Nicola Abbagnano tradicionalmente suele definirse el tiempo como: “el orden mensurable del movimiento”. Yo agregaría que el tiempo transita siempre en un espacio determinado y no tiene regreso. Su avance es implacable y tal vez por eso en la Mitología Griega Cronos es el titán que personifica al  tiempo, quien todo lo termina devorando, incluso hasta sus propios hijos.   

Para la Filosofía Masónica, nuestro tiempo, el de cada uno de nosotros es muy importante. Desde la ceremonia de iniciación, en la cámara de reflexiones la idea del tiempo se hace patente, pues dentro de  su decoración el reloj de arena nos invita a cavilar concienzudamente el modo en que aprovechamos nuestra existencia.   

Por tanto al entender que en este plano físico o material llegamos al convencimiento de que  nuestra existencia es finita. Con la regla de 24 pulgadas la Filosofía Moral nos da un fuerte apoyo para dejar de preocuparnos por el final de nuestra vida y mejor hacer un buen uso de nuestro tiempo. Entonces cada uno que elija por sí mismo que hacer con su tiempo y que no haga, lo que otros le ordenan que haga con él.  

La duración de la vida no es poca ni mucha; somos pródigos en tiempo. Como nos dice Séneca su obra “De la brevedad de la vida”: … “el tiempo que tenemos nos es corto; pero perdiendo mucho de él, hacemos que lo sea y la vida es suficientemente larga para ejecutar en ella cosas grandes si la empleamos bien ”. La existencia no se debe dilapidar ni malbaratar. Debe emplearse con prudencia para nuestro beneficio propio y para el de la humanidad. 

Séneca también nos dice que: … “la mayor pérdida de la vida está en la dilación”…; es decir, en la espera inactiva e infructuosa. El problema radica en esperar un futuro incierto que aún no llega, dejando correr el presente que aunque breve, es lo único que nos pertenece, porque el pasado es un recuerdo, y hay veces en que ni el recuerdo, ni lo recordado son exactos; por lo cual debemos aprender de él en la medida de lo posible, sin quedarnos estancados en un tiempo que ya fue.  

Ivan herrera michel en su libro: “Las Herramientas masónicas”. nos dice que: … “el Masón está convidado a fortalecer la capacidad de determinar autónomamente el valor de las unidades de cálculo moral con las que va a medir la intensidad de su voluntad soberana aplicada a su construcción ideal”. Para mi esto quiere decir que mediante la regla de 24 pulgadas y la distribución del tiempo que podemos hacer con ella, cada uno es libre de determinar la energía y tiempo que va a utilizar en su templo material y espiritual, es decir, en sí mismo.     

El autor en cita nos dice que: “…en Masonería no hay que confundirse, puesto que esta libertad valorativa no implica una licencia para medir “a ojo de buen cubero” nuestros actos”. Y por supuesto que nuestra conducta y lo que alcanzamos a medir de ella, en ningún momento puede ser al tanteo, porque nuestras herramientas son de precisión absoluta. De ahí que no podamos escapar a la responsabilidad que nos genera el seguir actuando con vicios, errores y preocupaciones vulgares, esperando que cuando seamos más viejos, ojalá por la misericordia del Gran Arquitecto, podamos alcanzar la virtud y la instrucción. Si eso es lo que buscais, hermano finalizo con una pregunta que también se hizo el filósofo estoico:  ¿No te avergüenzas de reservarte para las sobras de la vida, destinando a la virtud sólo aquel tiempo que para ninguna cosa es de provecho?

FRATERNALMENTE


Luis

M∴M∴

Resp∴ Log∴ Simb∴ Antonio Canales Olivares Número 64.

Bibliografía.

Liturgia del Primer Grado, R∴ E∴ A∴ y A∴ 

Ritual de instalación de logias simbólicas, R∴ E∴ A∴ y A∴

Las Herramientas masónicas- Ivan Herrera Michel. 

De la brevedad de la vida- Lucio Anneo  Séneca.

Diccionario de Filosofía-  Nicola Abbagnano 

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