Constantemente en nuestros trabajos se afirma una y otra vez que la Masonería es el estudio de la Filosofía Moral para conocer la práctica de las virtudes. Hemos establecido aquí que la Filosofía Moral, es más que una simple moral ya puede entenderse también en último término, como ética.
En varias disertaciones hemos dado conceptos de ética y de moral. En su libro De ética y de moral, José Luis López Aranguren nos dice que la ética es: …“la disciplina filosófica que nos dice, en el orden de los principios —no en el de los actos o el comportamiento singulares, de cada uno de nosotros, lo que es misión de la prudencia o, si se admite, de la casuística—, lo que es bueno y lo que es malo, en general, como comportamiento; o, dicho de otro modo, lo que hemos de hacer y lo que debemos dejar de hacer.”.
La moral debe entenderse como nos lo señala Fernando Fuentes Pinzón como: un sistema social de valoración de principios que tienen ejecución en la conducta individual. La moral es un sistema normativo, es decir, la moral no es descriptiva, no es una explicación de por qué una cosa es buena o no lo es; ella en realidad designa sólo lo que es bueno e impone la obligación de hacerlo; pero también nos refiere lo que no es bueno y nos prescribe no hacer determinadas conductas porque son malas. Todas estas sugerencias se apoyan esencialmente en la cultura y costumbre de la sociedad en la que nos toque vivir.
¿Les parece que comprender estos conceptos es difícil? Pues no. Ya lo dijo Schopenhauer «Predicar la moral es fácil, darle un fundamento es difícil». Darle contenido es lo más complejo realmente. Sin embargo, el objeto de este trabajo no es argumentar respecto a lo uno, ni a lo otro. En esta ocasión vamos en busca de algo más valioso, un análisis de mayor beneficio, que simples discusiones semánticas.
Lo que le da sentido a la ética e incluso a la moral, es la libertad. El mismo autor José Luis López Aranguren, nos invita a hacer una reflexión ¿Qué sentido tendría ocuparse de moral o de la ética, si nuestros actos, nuestro comportamiento, estuviesen rígidamente predeterminados? Particularmente no creo en el determinismo absoluto; soy partidario de la Ley Natural que reza “A toda acción le corresponde una reacción igual pero de sentido contrario”, según lo explicó Isaac Newton. En términos por ustedes conocidos, eso es es muy parecido a la Ley Hermética de causa y efecto.
Pero todo esto ¿qué tiene que ver con la axiología y más aún con la Masonería en su primer grado?
La axiología es la rama de la filosofía que estudia la naturaleza de los valores y juicios valorativos. No se limita a utilizarlos como concepto, sino que reflexiona sobre la naturaleza y pertinencia de los mismos, sin reducirse a juicios de valor o preferencias estimativas del todo subjetivas.
La siguiente pregunta es ¿Cuáles son los valores que podemos encontrar en los estudios masónicos del primer grado? Hay que hacer un análisis de ello acudiendo a la base fundamental de nuestra filosofía, la letra de la Masonería, nuestras liturgias. Cualquier opinión de los autores de Masonería incluida la mía, es solamente doctrina, opiniones valiosas, pero simples opiniones nada más; no son por sí mismas el contenido fundamental de la filosofía moral.
Recordando, leyendo y releyendo, encontramos que:
Desde la ceremonia de iniciación se nos enseña que en esta sociedad fraternal se busca encontrar solamente hombres de Honor, entendido este como aquella cualidad donde el cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo, ocupa un lugar de primer orden. Yo diría primigenio e inalterable.
Creemos que a nuestras filas solamente pueden llegar seres humanos de pensamiento libre, con un deseo ferviente y puro de conocer la verdad. Desde este grado, no hacemos más que propugnar y exaltar la Libertad. Desde el punto de vista filosófico la entendemos como esa facultad humana para obrar como cada quien lo prefiera, responsabilizándose de sus acciones y aceptando los límites de nuestra naturaleza humana.
Magister nos señala que la Libertad, en sentido iniciático, es una adquisición individual, interior, fundamentalmente independiente de la libertad externa que pueden otorgarnos las leyes y las circunstancias de la vida. Es la libertad que se adquiere buscando la Verdad y esforzándose sobre el camino de la Virtud, o sea libertándose del error y de la ilusión, y dominando las tendencias viciosas, hábitos negativos y pasiones destructivas.
Para mi, la verdad es un valor por sí misma. Distinguir entre lo cierto y lo falso es la única forma de ejercer la libertad. Si bien la orden masónica no es una escuela, en ella se aprende que solamente estudiando, comprendiendo y escudriñando, podremos alcanzar la verdad y comunicarnos cuanto alcancemos de ella.
La igualdad es más que un elemento que integra una de nuestras divisas fundamentales. Para esta respetable corporación, nada valen las riquezas y los títulos que seducen al hombre. Al comprender esto, nos damos cuenta que nada generado por la mano del hombre puede hacernos mejor o peor que cualquiera. Entonces, no queda más que observar la naturaleza humana para entender que, el Supremo Hacedor de todas las cosas nos creó a todos iguales y así debemos tratarnos.
Lavagnini nos explica que la igualdad iniciática de la misma manera descansa sobre la conciencia de la identidad fundamental de todos los seres, de todas las manifestaciones del Espíritu o Suprema Realidad, por encima y por detrás de todas las diferencias externas de dirección y grado de desarrollo. Esta igualdad, que se realiza por medio de la Escuadra y del Nivel, es la que nos proporciona una justa y recta norma de conducta con todos nuestros semejantes, y nos asigna y nos hace ocupar el lugar que nos pertenece en el edificio de la sociedad, y en cualquier otro edificio particular al cual hayamos sido llamados para trabajar.
La humildad nos permite tener los pies en la tierra y no olvidar que nuestra naturaleza humana es finita y falible; mediante ella se comprende que no hay nadie más o menos que su prójimo, pues ante el rasero de la muerte se borran todas las distinciones. Vencer al ego no es tarea fácil, debemos emplear la virtud para lograrlo.
En los trabajos ordinarios de este grado se nos aconseja:
Desde la invocación hasta la clausura, podemos percibir que la Fraternidad es más que un modo de organización de la orden, la fraternidad como valor debe considerarse como la suma y el complemento de la libertad individual y de la igualdad espiritual, de las que constituye la adaptación práctica, siendo como la base del triángulo formado por esas dos líneas divergentes. La Fraternidad es, pues, tolerancia con relación a la libertad, y comprensión con relación a la igualdad, manifiesta en desigualdad.
También se nos aconseja la tolerancia, palabra que viene del latin tolerare y significa: soportar, ser paciente, consentir… el mal ( solamente cuando se busca evitar males mayores). Su punto de partida es el respeto al valor moral de la persona, a la dignidad del otro. De ahí que la diferencia de ideas nunca debe producir como resultado una falta de simpatía y menos aún antipatía entre dos hermanos. En honor a la fraternidad, más bien debemos tratar de comprendernos y de identificarnos mutuamente lo mejor posible con el punto de vista contrario. Toda antipatía es fundamentalmente una falta de comprensión, mientras que comprensión y simpatía son sinónimos.
En las enseñanzas de primera cámara hay muchos más valores, como la prudencia, la discreción, la moderación y otros más que se me escapan de la mente y que es mejor dejar para otra ocasión. Los valores que nuestra filosofía sostiene pueden ser englobados en lo que Adolfo Terrones Benítez y Alfonso Leon Garcia Gonzalez denominaron como una sana moral. En otras palabras, creo que en nuestra filosofía existe una progresiva moralización que siempre será social e individualmente aceptada, sin importar el tiempo, lugar, e incluso algunas circunstancias.
Si bien el objetivo del grado de aprendiz conforme a la letra de la Masonería es, sembrar en el neófito la duda filosófica que le permita aprender por sí mismo y desarrollar todas sus aptitudes morales e intelectuales, podríamos decir que el objetivo general de la Orden es formar hombres libres, ciudadanos del mundo.
Esta empresa no se ejecuta por el solo amor a la sabiduría, sino por el amor al género humano. Como nos dijo un querido hermano en la Gran Logia de Colombia: “No pedimos saber más para ser más sabios; queremos más conocimientos para poder ayudar más sabiamente”.
FRATERNALMENTE
Luis.
M∴M∴
Resp∴ Log∴ Simb∴ Antonio Canales Olivares Número 64.